Aunque el envejecimiento es un proceso natural de la piel, existen ciertos hábitos que pueden acelerarlo. Pérdida de elasticidad, aparición de arrugas, líneas de expresión y textura rugosa de la dermis son síntomas de una piel que ha empezado a envejecer.
- Dormir poco afecta el metabolismo de la piel, pues la renovación celular se produce por la noche. Está confirmado que las personas que trabajan de noche envejecen más rápido.
- No consumir buena cantidad de agua. Es importante beba agua durante el día, incluyendo zumos naturales, pues ayuda a rejuvenecer las células de la piel.
- Llevar una vida sedentaria. El deporte hace mejorar la circulación sanguínea, y con el sudor se liberan toxinas de la piel.
- Una alimentación rica en grasas saturadas y harinas refinadas acelera el envejecimiento.
- La falta de protección solar y el tabaco vuelven la dermis más frágil, afectando la producción de colágeno y elastina.