
Toxina botulínica o lifting según las distintas edades
Desde la aparición y la popularización de la toxina botulínica como tratamiento contra las arrugas faciales, se ha planteado el debate sobre que es lo mejor… la cirugía estética o el la toxina botulínica para deshacerse de las arrugas y rejuvenecer la apariencia de la cara. ¿Toxina botulínica o lifting? La respuesta es simple, depende de cada caso concreto y del paciente.
Los pacientes de más de 30 años, que han tenido una exposición limitada al sol, a menudo muestran pequeños signos de envejecimiento, primero en los ojos y en la zona del entrecejo y luego pueden tener los párpados algo hinchados. En estos casos, el toxina botulínica puede suavizar las líneas antiestéticas rápida y fácilmente, sin necesidad de recurrir a un tratamiento más importante.
En aquellos pacientes que superan los 40 años, usualmente la forma de la cara empieza a cambiar, se pierde grasa en las mejillas y se profundizan las líneas de la sonrisa, los pómulos y la mandíbula se vuelven fláccidos al terminar la cuarta década de edad y comienzan a caerse. Para ayudar a restaurar una apariencia juvenil, los pacientes pueden necesitar una combinación de materiales de relleno y toxina botulínica para retrasar el proceso de envejecimiento.
A partir de los 50 años, la piel se ha relajado y requiere de una mayor atención en la zona del cuello. Para rejuvenecer la apariencia del rostro en esta etapa, debe realizarse un lifting facial, combinando rellenos o implantes para rejuvenecer el rostro. La cirugía de rejuvenecimiento trabaja directamente sobre los tejidos de la piel, junto a los músculos y a la grasa: Con esta cirugía se reposiciona todo el conjunto, ya que estos tejidos han estado expuestos durante muchos años a la fuerza de la gravedad, al paso del tiempo, a las condiciones ambientales y a las fuerzas de la gesticulación.
En definitiva, se trata de dos opciones válidas para rejuvenecer el aspecto de la cara, una que conlleva cirugía y otra que no, una cuyos resultados duran varios años y otra que debe de ser repetida varias veces cada año. Lo importante es que el paciente tenga toda la información en la mano antes de decidir aquella opción que prefiere.
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