Estás perdiendo peso, pero también salud e incluso, en algunos momentos sientes que también a tu vida familiar, amorosa y social le está afectando tu dieta y tus cambios de humor. Es la hora de tomar cartas en el asunto. Recopilamos los cinco signos de alerta que podrían mostrar que el régimen alimenticio se te ha ido de las manos.
Si te ves identificada en alguno de estos puntos, es la hora de que hagas un replanteamiento de tu dieta y consultes a un especialista.
1. Te has obsesionado con la báscula. De hecho te pesas varias veces al día, y tienes un número en la cabeza, el de los kilos que pesas o el de los kilos que quieres perder y nunca pierdes. Los expertos recuerdan que el peso corporal fluctúa a diario, incluso entre horas del día, y que cuando uno se pesa no solo cuenta el músculo, la grasa y el esqueleto, también el líquido, lo que hayas comido ese día y aún no haya sido absorbido o eliminado … Por eso pesarse obsesivamente no te llevará a ningún sitio.
2. Haces dieta en secreto. Cuando no le cuentas a nadie que estás a régimen suele ser porque sabes que tus amigos o tu familia no te va a apoyar. ¿Quizás porque no necesitas empezar una dieta? ¿Quizás porque has decidido someterte a un régimen exageradamente restrictivo?
3. Tu autoestima y tu bienestar están conectados con tu peso y tus hábitos de alimentación. Según los nutricionistas, auto imponerse un régimen demasiado estricto suele ser la causa fundamental de que las personas asalten la nevera y se den los atracones intempestivos que luego los hacen sentir culpables y mal consigo mismos. Hay que ser plantearse objetivos realistas y poner toda la energía en conseguirlos, pero no pedir imposibles para luego frustrarse y deprimirse.
4. Dedicas demasiado tiempo y energía a pensar en tu dieta. No hablas de otra cosa, no lees de otros temas, no compras más que alimentos para tu dieta perfecta. En otras palabras: estás obsesionada. Lo mejor será olvidarte del diseño sofisticado de la dieta y concentrarte en lo esencial: preparar comidas balanceadas con mucha verdura, alguna proteína magra, aceite de oliva y una porción de carbohidrato (si puede ser integral, mejor). Es lo más importante, libérate de la dictadura de la dieta e intenta pensar en otra cosa.
5. Tu manera de comer está acabando con tu vida social. Te alejas de la familia y de los amigos, y prefieres comer sola en casa que salir a comer fuera para no perder el control de lo que comes. Si esa es tu conducta, tenemos una mala noticia que darte: tu dieta ha tomado el control de tu vida. No es sano priorizar la dieta por encima de tus relaciones sociales y familiares.