La evolución del lifting en los últimos años lo ha consolidado como la técnica más adecuada para combatir el envejecimiento facial, sobre todo si éste va acompañado de flacidez.
Las intervenciones de este tipo crecen pese a la actual crisis económica, con un 20% de incremento en los últimos quince años, y cada vez más tienden a combinar la cara con el cuello y a realizarse a edades más tempranas.
Los liftings han evolucionado hacia la imperceptibilidad de las cicatrices y el logro de un aspecto natural. Hemos pasado de tensar sólo la piel a tensar también el sistema profundo de los músculos, lo que ha puesto fin a aquellos liftings realmente extremos en los que la cara aparecía como planchada.
Las tendencias actuales apuntan, asimismo, a la combinación del lifting facial con el cervical, de forma que el cuello se interviene también quirúrgicamente mediante bisturí y suturas -en lo que se conoce como necklift- y no exclusivamente mediante liposucción, como era frecuente hasta fechas recientes.
Se ha observado que el envejecimiento facial es centrífugo, es decir, hacia los alrededores de la cara, lo cual se asocia a un aumento de peso relacionado, a su vez, con la edad. Por ello, zonas como el reborde mandibular, la papada y el cuello pierden rectitud, caen y son cada vez más tratadas en este tipo de intervenciones.
Los primeros liftings se centraban, sobre todo, en la zona de las mejillas bajo los pómulos para combatir su flacidez. En esta zona, también ha evolucionado la técnica, en la medida en que se tiende a combinar la cirugía de recolocación propia del lifting con una cirugía de volumen mediante la infiltración de grasa del propio paciente. La grasa procede, por lo general, de otras zonas del cuerpo donde suele haber exceso, como el abdomen, los flancos o la cara lateral de los muslos. Se somete a un proceso de centrifugado y lavado para purificarla al máximo y, además de volumen, aporta un efecto regenerador de la piel, ya que el tejido adiposo contiene hasta un 10% de células madre, que, como las de la médula ósea, tienen la propiedad de transformarse en otras células por contigüidad.
La intervención de lifting más completa es la que, a la corrección de la flacidez mediante el reposicionamiento quirúrgico de los tejidos y la potenciación del volumen mediante la infiltración de grasa, le añade técnicas coadyuvantes de resurfacing cutáneo, como el láser o la dermoabrasión, obteniendo el resultado más natural.