El tratamiento con ácido hialurónico es una técnica no quirúrgica que consiste en la inyección de esta sustancia en las áreas del rostro que presentan pérdida de volumen, surcos o arrugas. El ácido hialurónico es una sustancia natural que se encuentra en nuestra piel y que tiene la capacidad de retener el agua, lo que le da a la piel un aspecto más hidratado y terso.

Durante la aplicación del tratamiento, el profesional utiliza una aguja muy fina para inyectar el ácido hialurónico en la zona a tratar. El procedimiento es rápido, sencillo y sin dolor, ya que la mayoría de los productos de ácido hialurónico que se utilizan hoy en día incluyen un anestésico local en su formulación.

Después del tratamiento, es normal que se presente un ligero enrojecimiento, hinchazón o moretones en la zona tratada, pero estos efectos secundarios suelen desaparecer en pocos días. Los resultados son inmediatos y duraderos, y la duración del efecto dependerá del tipo de ácido hialurónico utilizado, así como de la zona tratada y de las características de cada persona.

La toxina botulínica es un tratamiento idóneo para aquellas personas que deseen eliminar las arrugas de expresión o arrugas dinámicas que aparecen en la zona del tercio superior del rostro. Esto quiere decir que se trata de las arrugas de la frente, el entrecejo y las patas de gallo que, aunque no son signo de vejez, sí aportan al rostro un aspecto de enfado y descontento.

El ácido hialurónico, por su parte, es un tratamiento muy habitual que está orientado a diferentes zonas del rostro. Así, se puede aplicar para recuperar o equilibrar volúmenes en pómulos y labios así como para rellenar surcos o arrugas. También esta sustancia se utiliza como infiltración en el denominado “código de barras” que tiende a aparecer con la edad en la zona superior del labio.

El tratamiento con ácido hialurónico es una técnica no quirúrgica que consiste en la inyección de esta sustancia en las áreas del rostro que presentan pérdida de volumen, surcos o arrugas. El ácido hialurónico es una sustancia natural que se encuentra en nuestra piel y que tiene la capacidad de retener el agua, lo que le da a la piel un aspecto más hidratado y terso.

Durante la aplicación del tratamiento, el profesional utiliza una aguja muy fina para inyectar el ácido hialurónico en la zona a tratar. El procedimiento es rápido, sencillo y sin dolor, ya que la mayoría de los productos de ácido hialurónico que se utilizan hoy en día incluyen un anestésico local en su formulación.

Después del tratamiento, es normal que se presente un ligero enrojecimiento, hinchazón o moretones en la zona tratada, pero estos efectos secundarios suelen desaparecer en pocos días. Los resultados son inmediatos y duraderos, y la duración del efecto dependerá del tipo de ácido hialurónico utilizado, así como de la zona tratada y de las características de cada persona.

La toxina botulínica es un tratamiento idóneo para aquellas personas que deseen eliminar las arrugas de expresión o arrugas dinámicas que aparecen en la zona del tercio superior del rostro. Esto quiere decir que se trata de las arrugas de la frente, el entrecejo y las patas de gallo que, aunque no son signo de vejez, sí aportan al rostro un aspecto de enfado y descontento.

El ácido hialurónico, por su parte, es un tratamiento muy habitual que está orientado a diferentes zonas del rostro. Así, se puede aplicar para recuperar o equilibrar volúmenes en pómulos y labios así como para rellenar surcos o arrugas. También esta sustancia se utiliza como infiltración en el denominado “código de barras” que tiende a aparecer con la edad en la zona superior del labio.