
En el mundo de la cirugía estética entra con fuerza la prevención, que no es más que la corrección de los defectos en el mismo momento en que empiezan a dar señales de vida Según los expertos, la edad media de quienes acuden a sus consultas y deciden intervenirse ha bajado en el último lustro y las operaciones se realizan ya a mujeres (y cada vez más hombres). Una de las claves para el aumento de la demanda de cirugía estética está en la aparición de técnicas cada vez más sofisticadas y eficaces, que ofrecen resultados naturales y sin apenas cicatrices, a lo que se une la reducción del tiempo de postoperatorio y recuperación. Sin una arruga, pero con expresividad y naturalidad. Las mujeres, y también los hombres, pretenden ganar la lucha contra el tiempo y si bien no pueden evitar que pasen los años, al menos sí intentar que no deje huella en su rostro. Pero para conseguir tal fin no vale cualquier tratamiento sino que es esencial utilizar aquel en que los resultados sean naturales y poco evidentes para su entorno.
La manera de encarar este tipo de intervenciones ha cambiado radicalmente desde hace unos años y ya nadie espera a que las arrugas hayan hecho su aparición, sino que se adelantan al enemigo. Esta mentalidad puede convertirse en un buen aliado para los pacientes porque, al no esperar a que los signos de envejecimiento sean demasiado evidentes, el defecto a corregir no es tan grave. ¿Y qué ventaja supone esto? Significa poder hacer realidad los principales deseos de todo paciente: se reducen los efectos de la cirugía y tanto el postoperatorio como la recuperación resultan mucho más rápidos.